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Una vez, alguien me dijo que la forma en que yo andaba por España presentando “Espejos de dolor”, mi primera novela, le hacía pensar en las presentaciones que viajando de pueblo en pueblo realizaban los antiguos cómicos de la legua. Así fue como me bautizó con el mote de “escritor de la legua”. Para que no anden desperdigados por mi memoria dejo aquí testimonios de los caminos que llevo recorridos de esa manera.

El inicio del camino fue en Morata de Tajuña, pueblo de mi abuelo y mi madre, lugar al que llegué sintiéndome un viajero que regresaba a su tierra luego de un largo exilio. Es allí donde Espejos de dolor, de algún modo, empezó a escribirse hace muchos años en la botica de don Eulogio Pérez Hermosilla quien junto a María Zubizarreta, su esposa (mis bisabuelos maternos) llegan a esas tierras desde Deba - Gipúzkoa. Aquí dos fotos y el fragmento de un reportaje en radio Morata que da cuenta de ello.

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Más tarde llegaría el tiempo de Argentina, en La Plata, allí se produciría una de las muchísimas casualidades con las que la novela y yo nos hemos ido encontrando: el lugar donde la presentaría sería donde estaba el cuartel que en los tiempos de la dictadura funcionó uno de los muchos centros de detención y en el que en la ficción de la novela estuvo detenido Antonio Ricciardi: uno de los personajes centrales. Tuve la fortuna de que me acompañaran en ese momento Delia Giovanola -Abuela de Plaza de Mayo y entereza pura- y Virginia Ogando -su nieta- que a lo largo de su vida buscó afanosamente a su hermano nacido en el Pozo de Banfield y apropiado por la dictadura.

Los caminos de la coincidencia me llevaban en octubre a presentarla en Crespo, (Entre Ríos) un cálido lugar en el que me enriquecí con la activa participación de los integrantes del Foro Juvenil.

Después vendría un nuevo viaje a España para presentar Espejos de dolor primero en Minglanilla (Cuenca-Castilla la Mancha) tierras del Quijote y apenas a ocho kilómetros de La Puebla del Salvador, lugar donde naciera mi madre y que, por extensión, es el que figura como el de mi nacimiento en el pasaporte que me convierte también en ciudadano español. El recorrido finalizaría en Gijón, entrañable lugar, por su propia belleza, por la hospitalidad de sus gentes y por la amigable presencia de  Jaime Gonzalo Cordero. El sitio elegido para la presentación fue, nada más ni nada menos, que el Ateneo Obrero de Gijón.

Finalmente llegó el momento y Espejos de dolor se presentó en Buenos Aires, fue un 6 de abril en la Biblioteca Popular Ricardo Güiraldes, con el generoso acompañamiento de Paula Beatriz Lago y de Hernán Bañez.

Tiempo después un nuevo viaje a España, el mismo no fue menor en intensidad que los anteriores. La primera presentación se llevaría a cabo en Viveiro (Lugo), lugar que además tiene el valor agregado del vínculo familiar, lo que potencia aún más la emoción. Luego llegaría el turno del Valey Centro Cultural de Castrillón, cerquita de Gijón y con la alegría por el reencuentro con Jaime Gonzalo Cordero.

La última presentación de Espejos de dolor tuvo lugar en Gijón, en la sede de Izquierda Unida.

2016

Después de Espejos de dolor llegaría el tiempo de andar caminos junto a otra novela: Pompilio Madrigal. La misma cuenta la historia de dos argentinos que coinciden de casualidad en Madrid y a partir de allí comienzan a recorrer España al modo que lo hacían quienes integraban un ñaque – aquella figura de los antiguos cómicos de la legua – encaminándose hacía un inevitable destino. La primera presentación también sería en Morata de Tajuña. 

La parada siguiente sería en Gijón, donde la presentaría en el Bar La Revoltosa, un encantador reducto de ideas y letras junto a la presencia de Jaime Gonzalo Cordero.

Más tarde estaría en Viveiro, ese encantador pueblo gallego, donde visitaría a La Biblio: aquel entrañable bar que me recibiera junto a Espejos de dolor. 

Y finalmente aparecería el lugar más anhelado, ese que durante mucho tiempo busqué remontando mi río ancestral: Deba (Gipuzkoa). Luego de haber estado allí comprendí que aquella identidad de vasco de la que me hablaran desde pequeño me pertenecía por derecho propio. Estar allí fue uno de esos acontecimientos que marcan de por vida. El Palacio de Aguirre, recientemente restaurado, fue un escenario de lujo.

 

Un nuevo inicio de recorrer caminos, esta vez junto a Ouroburus, mi tercera novela, estuvo en la primera presentación realizada en Buenos Aires acompañado por un hecho cargado de emoción e ilusiones tal cual fue el lanzamiento de Escritor de la legua, la editorial que creáramos junto a mis hijos.

2017

El recorrido de leguas comenzaría con Ouroburus en Gijón, pero no sería esta una presentación más ya que se llevaría a cabo el 24 de marzo, día estrechamente vinculado con la novela y con su propósito de honrar la memoria. Se llevaría a cabo en Librería Imperia lugar donde sus dueñas, Marje y Ana, dan siempre cabida a los escritores.

Luego vendría el reencuentro con Deba y con la identidad. En esta ocasión de la mano de Mis nombres propios, el libro de cuentos con el que en esa presentación fantasiosamente pretendo regresar del exilio, a su tierra, a mi tía abuela Pilar Pérez Zubizarreta.

En la continuidad de este modo de andar regresaría en marzo de 2017 a la entrañable Morata de Tajuña y a su Biblioteca y a la amistad de Oscar Ortego Agustin, su bibliotecario, lugar donde años atrás comenzara el recorrido de leguas y aquello que definí como arqueología existencial. 

En octubre de 2017, presentaría en el Bar La Paz Arriba (bar histórico de Buenos Aires) Soliloquios de inquietud, mi quinta novela. Allí me daría el gran gusto de dramatizar el inicio de la historia y tendría la enorme felicidad de que quien presentara mi libro fuera mi hija y, por si todo esto fuera poco, rodeado de mi familia y del afecto de buenos amigos.

2018

El 2018 discurrió por caminos distintos, el de la edición de autores y autoras de Argentina y España y en lo personal por el tránsito de esa emocionante e increible experiencia que representó hacer junto a mi esposa el Camino de Santiago, esos fantásticos 815 kms que van de Irún (País Vasco) a Santiago de Compostela.

En el medio de todo esto terminé de escribir Laberinto de sombras, mi última novela, la que, lamentablemente, vio interrumpida su posibilidad de volverse libro editado.

Curiosamente, este año se constituyó en el reencuentro con esa otra mitad de identidad que es mi directa ascendencia italiana, la que anduvo en aparente silencio durante muchos años. Esto abrirá la puerta en el 2019 al regreso de cuerpo y alma a mi oficio de escritor, para abordar el proyecto de una novela que me demandará mucho tiempo y energía.

2020
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Este año, la idea de presentar esta novela en Morata de Tajuña, lugar donde transcurre la historia, quedó trunca. A modo de consuelo la publiqué en Amazon en formato digital y papel. De ese modo pudo ser leída por la gente de ese lugar tan entrañable.

2022
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Terminar esta novela fue resolver una vieja asignatura pendiente, ahora lo que queda por hacer es presentarla en un encuentro de amigos.

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